En medio de la guerra salvaje desatada contra Libia bajo el manto de la OTAN con el viso de legalidad de la ONU, y la agresión de una encarnizada y satanizadora campaña mediática contra Muammar al-Gaddafi que confundió con mentiras a muchos en el mundo, hubiese sido ingenuo pensar que el líder de la Revolución Verde tuviera un final distinto al que le prepararon Estados Unidos, Francia, Reino Unido y la OTAN. Lo valeroso es que ciudades como Sirte y Bani Walid resistieran durante tanto tiempo una contienda tan desigual.
Gaddafi hoy ya es historia, satanizado por unos, mártir para muchos de sus coterráneos. Pero la OTAN y sus protegidos del autoproclamado Consejo Nacional de Transición (CNT) tienen que tomar nota de la tenaz resistencia de los leales a Gaddafi porque, de ahora en adelante, como mismo ocurrió en estos casi ocho meses de agresión, la partida no les será menos difícil.
Ahora, no pocas televisoras nos muestran a personas con sus rostros pintados con los colores de la bandera de la Libia monárquica, tomada por el CNT como nueva enseña nacional. Sin embargo, habría que ver cuál será la reacción de muchos de aquellos «felices» cuando constaten que la cúpula del CNT fungió como el peón en el terreno de la Alianza Atlántica y de las potencias occidentales que echaron la guerra, y burlaron la soberanía nacional.
Está muy claro que estas fuerzas poco organizadas, incluso con muchas disputas internas, no hubiesen llegado tan lejos sin el fiel acompañamiento de los bombardeos de la OTAN, que no solo destruyeron la infraestructura militar del régimen con la cual se defendería el país, sino que constituyeron un elemento eficaz en la campaña de terror desplegada por Occidente para desarticular la resistencia, cuando entre sus objetivos también incluyeron lugares residenciales, hospitales, escuelas…
En eso exactamente pensaron Washington, Londres y París cuando manipularon al Consejo de Seguridad para que aprobara la resolución 1973, que establecía la potestad de tomar todas las medidas necesarias para «proteger civiles». Esta guerra falsamente llamada humanitaria, o por los derechos humanos, se tradujo en una cruel matanza, y su prueba más reciente fue el encarnizado asedio de la OTAN contra los pobladores de Sirte y Bani Walid para cortar de un tajo el apoyo a las tropas gaddafistas allí atrincheradas, tomar el último bastión, y poner punto final a la cruzada.
Con la caída de estas dos ciudades y ultimado Gaddafi, el CNT dice controlar el país, pero sus cálculos podrían ser utópicos. Hace unos días, después de que el Consejo había dicho tener dominada a Trípoli, estallaron enfrentamientos armados en varios barrios de la capital, luego que algunos leales a Gaddafi hicieran ondear la bandera verde que representa a la Revolución llevada a cabo por el extinto líder libio. Es una prueba de que la victoria cantada por los opositores allí no era rotunda. Aún después de la muerte de Gaddafi, continuaban rastreando a sus leales, casa por casa.
Además, el Gobierno repartió muchas armas entre la población para defender el país y algunas reservas de armamentos desaparecieron de almacenes gubernamentales, las que, según algunos medios alternativos, habría ido a parar a manos de quienes no siguen al CNT.
De momento, el Consejo Nacional de Transición no estará solo al frente del país. Eso no se lo permitirían la OTAN ni los cabecillas de la guerra. Según ha trascendido, se desplegaría en Trípoli una fuerza de transición formada por unos mil soldados de Qatar, los Emiratos Árabes Unidos y Jordania, y el Pentágono anunció el envío de militares para «proteger las armas». Estos efectivos se sumarían a los instructores militares de las fuerzas especiales británicas, francesas, estadounidenses, de la CIA y hasta de la propia Alianza, que hace meses estaban en Libia para facilitar a la OTAN información fidedigna acerca de los puntos sobre los cuales debía dirigir los bombardeos. Estas fuerzas también participaron en la cacería que llevaron a cabo el CNT y la OTAN.
En una de sus primeras reacciones después de conocerse el asesinato de Gaddafi, el presidente estadounidense Barack Obama, quien se mostró muy satisfecho por la noticia y los resultados del bloque militar aliado, reiteró que su país sería «un socio» en la reconstrucción de la nueva Libia. La injerencia continuará.
Detrás de la anunciada restauración —que será, como en Iraq y Afganistán, un jugoso negocio— no solo están las transnacionales que se disputan la participación en el sector petrolero libio, sino también el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional con sus recetas neoliberales, muy eficaces en estrangular economías y desintegrar sociedades, como han demostrado en varios países de América Latina y del propio continente africano.
La «selecta» camada del CNT
Hasta el momento, los opositores armados aglutinados en el Consejo no han logrado formar un gobierno provisional, y el obstáculo no ha sido únicamente lo que les demoró controlar Sirte y Bani Walid, como dijeron una vez, después que fracasaron varios intentos por designar el ejecutivo. También han saltado con mucha fuerza sus disputas internas. Su constitución es tan diversa como explosiva. En ella se juntan desde ex ministros del Gobierno al que se oponían, tecnócratas recién aterrizados tras décadas en Occidente, mercenarios extranjeros, militantes islamistas, y hasta terroristas de Al Qaeda. Estos últimos constituían el bastión más organizado y mejor armado dentro de las fuerzas de la oposición.
Precisamente, un ex jefe de esta red, Abdelhakim Belhadj, quien había sido incluido por Estados Unidos en el listado de terroristas más peligrosos luego de los ataques contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, era el encargado del mando militar en Trípoli después que los opositores armados entraron en la capital.
El Consejo no tiene representación de ninguno de los que en principio podrían haber estado descontentos con el régimen de Gaddafi, y que fueron manejados por intereses políticos y económicos superiores, como los de las potencias extranjeras que convirtieron las disputas internas en una guerra fraguada y librada por ellas.
Si hacemos una rápida radiografía del CNT encontramos que Abdel Fatah Younis, el comandante asesinado por los propios opositores armados, era un agente de los servicios de inteligencia franceses. La facción de Belhadj fue la autora de su muerte, cuando el presidente francés Nicolas Sarkozy trataba de negociar con Saif al-Islam, el hijo de Gaddafi, una salida a la guerra. También destaca Ahmad Shabani —hijo de un ex ministro del Gabinete del rey Idris, que fue depuesto por Gaddafi hace 42 años. Este elemento ha llegado a pedir la ayuda del Gobierno sionista de Israel.
El jefe, Mustafa Abdel-Jalil, quien se desempeñó como ministro de justicia de Gaddafi desde 2007 hasta su renuncia el 26 de febrero, fue recibido por los mandatarios Obama, y el francés Nicolas Sarkozy. A este último y al primer ministro británico, David Cameron, los acogió en Bengazi con rango de «héroes» por el apoyo que brindan a la oposición armada.
En cuanto a Mahmud Jibril, el otro dirigente principal, es un letrado (estudió en la Universidad de El Cairo y luego en la de Pittsburg) que durante un tiempo controló activos para Sheikha Mozah, la esposa ultra influyente del emir de Qatar, por lo que es muy probable que sirva ahora como un puente de los intereses de esa monarquía que tanto apostó a la caída de Gaddafi. Además, se especula que el haber estudiado la sharia (ley islámica) lo convierte en una pieza clave para negociar con los fundamentalistas islámicos que tanta participación han tenido en la cruzada contra Gaddafi, como un desquite contra el mandatario asesinado, que los alejó durante su Gobierno.
Ante este CNT, nuevos, ahora sí insurgentes, podrían surgir. Sería foco difícil de apagar, pues la paz en un país tan rico y tan diverso en tribus pasa por la forma en que se distribuyan las rentas petroleras, y está claro quiénes han sido los ganadores: la OTAN y una casta de títeres locales.
Con esta heterogénea y fragmentada nueva dirigencia y sus nexos con los buitres de Occidente, es casi seguro que en Libia nazca un Gobierno fantoche y corrupto como el de Hamid Karzai en Afganistán, por ejemplo. Después de todo, lo que menos les importa a las potencias patrocinadoras de esta cruzada, es lo que más pregonan: la democracia.
El mundo, amenazado
Lo peor de todo es que una guerra llevada a cabo por potencias extranjeras para derrocar un régimen y asegurarse el control de los recursos naturales, haya sido legitimada como una revolución o un movimiento social. O que sus estrategas vean en esta contienda un modelo exitoso aplicable en otros países, a los que ahora mismo amenazan como nunca: Siria, Irán…
Además, el asesinato de Gaddafi a cargo de la OTAN y los opositores armados constituye una flagrante violación del Derecho Internacional; sin embargo, muchos líderes como la alemana Angela Merkel, Sarkozy, Obama, y dictadores árabes socios de Occidente, aplaudieron y chocaron copas ante la sangrienta manera en que fue ultimado el coronel libio, en una ejecución extrajudicial. Hasta el propio secretario general de la ONU, Ban Ki-moon aceptó impasible los acontecimientos…
El asesinato de Gaddafi constituye otra prueba de la impunidad con que actúan las potencias, con el visto bueno de la ONU. El precedente es triste y peligroso. Esta estrategia brutal de cambio de régimen podrá ser utilizada contra las naciones del sur que se opongan a las políticas del imperialismo contemporáneo.
En medio de la guerra salvaje desatada contra Libia bajo el manto de la OTAN con el viso de legalidad de la ONU, y la agresión de una encarnizada y satanizadora campaña mediática contra Muammar al-Gaddafi que confundió con mentiras a muchos en el mundo, hubiese sido ingenuo pensar que el líder de la Revolución Verde tuviera un final distinto al que le prepararon Estados Unidos, Francia, Reino Unido y la OTAN. Lo valeroso es que ciudades como Sirte y Bani Walid resistieran durante tanto tiempo una contienda tan desigual.
Gaddafi hoy ya es historia, satanizado por unos, mártir para muchos de sus coterráneos. Pero la OTAN y sus protegidos del autoproclamado Consejo Nacional de Transición (CNT) tienen que tomar nota de la tenaz resistencia de los leales a Gaddafi porque, de ahora en adelante, como mismo ocurrió en estos casi ocho meses de agresión, la partida no les será menos difícil.
Ahora, no pocas televisoras nos muestran a personas con sus rostros pintados con los colores de la bandera de la Libia monárquica, tomada por el CNT como nueva enseña nacional. Sin embargo, habría que ver cuál será la reacción de muchos de aquellos «felices» cuando constaten que la cúpula del CNT fungió como el peón en el terreno de la Alianza Atlántica y de las potencias occidentales que echaron la guerra, y burlaron la soberanía nacional.
Está muy claro que estas fuerzas poco organizadas, incluso con muchas disputas internas, no hubiesen llegado tan lejos sin el fiel acompañamiento de los bombardeos de la OTAN, que no solo destruyeron la infraestructura militar del régimen con la cual se defendería el país, sino que constituyeron un elemento eficaz en la campaña de terror desplegada por Occidente para desarticular la resistencia, cuando entre sus objetivos también incluyeron lugares residenciales, hospitales, escuelas…
En eso exactamente pensaron Washington, Londres y París cuando manipularon al Consejo de Seguridad para que aprobara la resolución 1973, que establecía la potestad de tomar todas las medidas necesarias para «proteger civiles». Esta guerra falsamente llamada humanitaria, o por los derechos humanos, se tradujo en una cruel matanza, y su prueba más reciente fue el encarnizado asedio de la OTAN contra los pobladores de Sirte y Bani Walid para cortar de un tajo el apoyo a las tropas gaddafistas allí atrincheradas, tomar el último bastión, y poner punto final a la cruzada.
Con la caída de estas dos ciudades y ultimado Gaddafi, el CNT dice controlar el país, pero sus cálculos podrían ser utópicos. Hace unos días, después de que el Consejo había dicho tener dominada a Trípoli, estallaron enfrentamientos armados en varios barrios de la capital, luego que algunos leales a Gaddafi hicieran ondear la bandera verde que representa a la Revolución llevada a cabo por el extinto líder libio. Es una prueba de que la victoria cantada por los opositores allí no era rotunda. Aún después de la muerte de Gaddafi, continuaban rastreando a sus leales, casa por casa.
Además, el Gobierno repartió muchas armas entre la población para defender el país y algunas reservas de armamentos desaparecieron de almacenes gubernamentales, las que, según algunos medios alternativos, habría ido a parar a manos de quienes no siguen al CNT.
De momento, el Consejo Nacional de Transición no estará solo al frente del país. Eso no se lo permitirían la OTAN ni los cabecillas de la guerra. Según ha trascendido, se desplegaría en Trípoli una fuerza de transición formada por unos mil soldados de Qatar, los Emiratos Árabes Unidos y Jordania, y el Pentágono anunció el envío de militares para «proteger las armas». Estos efectivos se sumarían a los instructores militares de las fuerzas especiales británicas, francesas, estadounidenses, de la CIA y hasta de la propia Alianza, que hace meses estaban en Libia para facilitar a la OTAN información fidedigna acerca de los puntos sobre los cuales debía dirigir los bombardeos. Estas fuerzas también participaron en la cacería que llevaron a cabo el CNT y la OTAN.
En una de sus primeras reacciones después de conocerse el asesinato de Gaddafi, el presidente estadounidense Barack Obama, quien se mostró muy satisfecho por la noticia y los resultados del bloque militar aliado, reiteró que su país sería «un socio» en la reconstrucción de la nueva Libia. La injerencia continuará.
Detrás de la anunciada restauración —que será, como en Iraq y Afganistán, un jugoso negocio— no solo están las transnacionales que se disputan la participación en el sector petrolero libio, sino también el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional con sus recetas neoliberales, muy eficaces en estrangular economías y desintegrar sociedades, como han demostrado en varios países de América Latina y del propio continente africano.
La «selecta» camada del CNT
Hasta el momento, los opositores armados aglutinados en el Consejo no han logrado formar un gobierno provisional, y el obstáculo no ha sido únicamente lo que les demoró controlar Sirte y Bani Walid, como dijeron una vez, después que fracasaron varios intentos por designar el ejecutivo. También han saltado con mucha fuerza sus disputas internas. Su constitución es tan diversa como explosiva. En ella se juntan desde ex ministros del Gobierno al que se oponían, tecnócratas recién aterrizados tras décadas en Occidente, mercenarios extranjeros, militantes islamistas, y hasta terroristas de Al Qaeda. Estos últimos constituían el bastión más organizado y mejor armado dentro de las fuerzas de la oposición.
Precisamente, un ex jefe de esta red, Abdelhakim Belhadj, quien había sido incluido por Estados Unidos en el listado de terroristas más peligrosos luego de los ataques contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, era el encargado del mando militar en Trípoli después que los opositores armados entraron en la capital.
El Consejo no tiene representación de ninguno de los que en principio podrían haber estado descontentos con el régimen de Gaddafi, y que fueron manejados por intereses políticos y económicos superiores, como los de las potencias extranjeras que convirtieron las disputas internas en una guerra fraguada y librada por ellas.
Si hacemos una rápida radiografía del CNT encontramos que Abdel Fatah Younis, el comandante asesinado por los propios opositores armados, era un agente de los servicios de inteligencia franceses. La facción de Belhadj fue la autora de su muerte, cuando el presidente francés Nicolas Sarkozy trataba de negociar con Saif al-Islam, el hijo de Gaddafi, una salida a la guerra. También destaca Ahmad Shabani —hijo de un ex ministro del Gabinete del rey Idris, que fue depuesto por Gaddafi hace 42 años. Este elemento ha llegado a pedir la ayuda del Gobierno sionista de Israel.
El jefe, Mustafa Abdel-Jalil, quien se desempeñó como ministro de justicia de Gaddafi desde 2007 hasta su renuncia el 26 de febrero, fue recibido por los mandatarios Obama, y el francés Nicolas Sarkozy. A este último y al primer ministro británico, David Cameron, los acogió en Bengazi con rango de «héroes» por el apoyo que brindan a la oposición armada.
En cuanto a Mahmud Jibril, el otro dirigente principal, es un letrado (estudió en la Universidad de El Cairo y luego en la de Pittsburg) que durante un tiempo controló activos para Sheikha Mozah, la esposa ultra influyente del emir de Qatar, por lo que es muy probable que sirva ahora como un puente de los intereses de esa monarquía que tanto apostó a la caída de Gaddafi. Además, se especula que el haber estudiado la sharia (ley islámica) lo convierte en una pieza clave para negociar con los fundamentalistas islámicos que tanta participación han tenido en la cruzada contra Gaddafi, como un desquite contra el mandatario asesinado, que los alejó durante su Gobierno.
Ante este CNT, nuevos, ahora sí insurgentes, podrían surgir. Sería foco difícil de apagar, pues la paz en un país tan rico y tan diverso en tribus pasa por la forma en que se distribuyan las rentas petroleras, y está claro quiénes han sido los ganadores: la OTAN y una casta de títeres locales.
Con esta heterogénea y fragmentada nueva dirigencia y sus nexos con los buitres de Occidente, es casi seguro que en Libia nazca un Gobierno fantoche y corrupto como el de Hamid Karzai en Afganistán, por ejemplo. Después de todo, lo que menos les importa a las potencias patrocinadoras de esta cruzada, es lo que más pregonan: la democracia.
El mundo, amenazado
Lo peor de todo es que una guerra llevada a cabo por potencias extranjeras para derrocar un régimen y asegurarse el control de los recursos naturales, haya sido legitimada como una revolución o un movimiento social. O que sus estrategas vean en esta contienda un modelo exitoso aplicable en otros países, a los que ahora mismo amenazan como nunca: Siria, Irán…
Además, el asesinato de Gaddafi a cargo de la OTAN y los opositores armados constituye una flagrante violación del Derecho Internacional; sin embargo, muchos líderes como la alemana Angela Merkel, Sarkozy, Obama, y dictadores árabes socios de Occidente, aplaudieron y chocaron copas ante la sangrienta manera en que fue ultimado el coronel libio, en una ejecución extrajudicial. Hasta el propio secretario general de la ONU, Ban Ki-moon aceptó impasible los acontecimientos…
El asesinato de Gaddafi constituye otra prueba de la impunidad con que actúan las potencias, con el visto bueno de la ONU. El precedente es triste y peligroso. Esta estrategia brutal de cambio de régimen podrá ser utilizada contra las naciones del sur que se opongan a las políticas del imperialismo contemporáneo.
Los mensajes de Diego Marín son claros: quienes se resisten a la invasión no son patriotas libios sino “leales a Gaddafi”; la ciudad de Sirte no está siendo bombardeada por aviones de una coalición de países europeos desde hace más de un mes, sino sencillamente se trata de un “bastión gaddafista que se resiste”; en esa urbe africana no hay niños, ni mujeres, ni ancianos que mueren a causa de las bombas, sino el “último punto que reclama la liberación de toda Libia”...
LIBIA LA NOCHE QUE MURIERON LAS MENTIRAS
Publicado el 15 Octubre, 2011 por nsnbc (a Través de I. S)
La mayor parte de Trípoli es liberado, está llevando a cabo en Sirte, Bani Walid, Sabah, Zliten, y un sinnúmero de otras ciudades están libres. Como por la mañana llegó a Libia el resultado de la aparición de una nueva etapa de la liberación de Libia es innegable. Mientras que los libios llorar la muerte de los caídos en la lucha por la liberación, la CNC y de la OTAN llorar las pérdidas masivas de territorio, las tropas, y la confianza. La OTAN y el TNC perdido más de 1.000 combatientes, y más de 1.500 heridos. Su mayor víctima como siempre, son las mentiras sobre Libia, que se disiparon por la nueva fase de la liberación de Libia. por el Dr. Christof Lehmann
Un día, hace no mucho tiempo después de la medianoche se hizo evidente. El Gobierno libio legítimo había pedido al pueblo de Libia para salir de los números, el 14 de octubre y en protesta por el bombardeo y la ocupación de Libia por la OTAN y de los mercenarios y el Gobierno TNC Proxy Proxy. También quedó claro que las convocatorias de salir de las zonas bajo control de las transnacionales para evitar víctimas civiles es legítimo, y una advertencia de lo que estaba esperando. Entonces, todas las oficinas de vivienda edificios del CNC fueron declarados objetivos legítimos, que podrían ser destruidos o quemados.
En horas de la madrugada del 14 de octubre, las partes de Sirte estaban bajo control de las empresas transnacionales, un 25% de Sabah, el 25% de los Bani Walid, el 25% de Bengazi y Trípoli, a pesar de la resistencia ardiente aún mucho bajo el control de las empresas transnacionales. Este cuadro podría cambiar drásticamente en las próximas 24 horas.
En 02,30 a la gente de Zuwara se levantaron contra los combatientes de las empresas transnacionales, quemaron la oficina del CNC local, y obligaron a los ocupantes a abandonar la ciudad, teniendo casualties.Also pesados en muchas otras ciudades, las manifestaciones comenzó en horas de la madrugada, como si la gente no podía tener la opresión, las masacres y las atrocidades de un momento más. Libia estuvo a punto de estallar de ira y frustración.
En Trípoli, las manifestaciones comenzaron en torno a 08,00 por la mañana o reloj, pero comenzó a manifestarse en realidad, cuando un gran contingente de milicianos de la tribu Wirsh Fana entró Trípoli a las 15.00 horas. Las tropas fueron recibidas con júbilo enorme, y cuando se supo que el Dr. Ibrahim Moussa estaba esperando en uno de los suburbios de Trípoli, era como si los ciudadanos de Trípoli entendido el mensaje: "Este es, hoy en día tenemos a nuestra ciudad y nuestro país de nuevo ".
La llegada de la Milicia Wirsh Fana tribales en Trípoli llevado a varios retiros has por los combatientes de las empresas transnacionales, entre otras cosas, en Bani Walid, Sirte y Sabah, y en todos los casos los retiros apresurados, a menudo caótica fueron la causa del gran número de víctimas. El retiro de reforzar Trípoli fue un paseo por una galería de tiro, como la gente de todo Libia estuvieron a la altura.
A las 16.00 horas se produjeron manifestaciones masivas y las multitudes ondeando banderas verdes en toda Libia. También en la tarde, el TNC comenzaron los ataques contra los manifestantes y las fuerzas de Libia en Trípoli. Las manifestaciones fueron rociados con fuego de ametralladoras ligeras y pesadas de la tierra, y de helicópteros de la OTAN, a un gran sufrimiento, pero con poco éxito. El mismo crimen horrendo de rodaje en las manifestaciones se informó de Al Jumaa y muchas otras ciudades y districts.As si el TNC y la OTAN tuvo que dar la prueba definitiva de lo que la marca de la "democracia" están abogando por "la protección de vidas civiles en Libia ".
A las 18.00 horas nsnbc recibido informes de que los intensos combates habían estallado en varias zonas de Trípoli, y que Abu Salim y otros distritos fueron firmemente en las manos de las fuerzas libias. A las 18.30 horas un helicóptero Apache de la OTAN fue derribado en el camino para dispersar las manifestaciones.
A medida que la gravedad de la "crisis" se hizo evidente que la OTAN y el TNC, más los refuerzos se les ordenó a Trípoli. 19.30 un destacamento de combatientes adicionales TNC dejaron sus puestos en Zawiya. camino a Trípoli, el desprendimiento cayó en una emboscada de las unidades de la Brigada de elite dirigido por el 32o Khamis Ghadafi. El convoy fue destruido, y hubo numerosas bajas y prisioneros. Por ahora, se libraron muchas batallas en Abu Salim, Alhadbah, Bab Ben Ghasir, Salehaddeen, Nasser Al y Al-Bahi distritos de Trípoli.
A las 21.00 horas ayer por la tarde, una estimación de seguridad de la situación en Libia dijo: 50 - 60% de Trípoli liberadas. 80% de Bengazi son gratis, y el barrio la cabeza del CNC en Bengazi fue asaltada por las fuerzas libias. Más del 90% de las empresas transnacionales - Miembros había renunciado, huyendo de Trípoli.
Cerca a las 22.00 horas el Consejo Trípoli militar desplegado un gran número de vehículos blindados para proteger las áreas más críticas y las instalaciones siguen bajo el control de las empresas transnacionales, mientras que las áreas bajo el control de Libia se convirtió cada vez más consolidada.
A 21,47 nsnbc recibido informes de que aviones de la OTAN había comenzado una campaña de bombardeo masivo contra Abu Salim. Un llamador de la escena, dijo que "son alfombras bombardeo de nuestro distrito". A las 21.55 informa de que un contingente adicional de milicianos tribales de la Triba Wirsh Fana había llegado a Trípoli, cambiando por completo la situación militar. Los ataques a posiciones de las empresas transnacionales y de la OTAN comenzó fuertemente fortificada, mientras que las unidades de operaciones especiales de las fuerzas libias comenzaron a desplegarse para capturar las principales figuras políticas y militares libios y extranjeros. En una medida para contrarrestar la nueva expansión, los francotiradores desplegados TNC en los tejados de la calle Omar Mukhtar.
La ciudad de Gheriyan pronunciada era una ciudad libre de nuevo. Al igual que Gherian, muchas otras ciudades de todo el norte de Libia expulsó a los ocupantes de los dos ataques armados y las impresionantes demostraciones que se aclare de una vez por todas "los libios nunca, salvo una empresa transnacional que es forzada por la OTAN".
22.45 nsnbc recibido informes de que el Hotel Rixos, Campo Militar 77, y la Plaza Verde fueron atacados por las fuerzas libias. Cuando las fuerzas de Libia llegaron a la Plaza Verde se hizo evidente que una masacre masiva había tenido lugar allí. La plaza estaba lleno de manifestantes muertos que habían sido asesinados por los combatientes de las empresas transnacionales. Otros informes, aún no confirmado, dicen que el embajador de EEUU a Libia se encuentra.
Las tribus de Zlitan y Gheriya declaró que podían enviar refuerzos a Trípoli y Sirte. Temprano esta mañana, de la OTAN, en helicóptero Chinook fue derribado cerca de Zlitan. Los intensos combates continúan en todo el norte de Libia, ya que el artículo se envía en línea.
Como la redacción de este artículo se cierra, a las 13.30 GMT, se combate a través de Trípoli. La noche antes del 15 de octubre fue una noche de fuertes bajas para el TNC y la OTAN. Con el absoluto desprecio por la vida humana y los valores humanos, tanto las empresas transnacionales y la OTAN han demostrado, la mayor víctima que se llora por ellos hoy en día es más probable "La muerte de las mentiras sobre Libia".
Christof Lehmann http://www.facebook.com/l.
15/10/2011 rictv Agencia noticias internacional/ Olivera Olja Ilić..